Sé lo que es estar en un "taco"; por mucha radio, celular, etc. que uno tenga, es imposible no aburrirse. Del aburrimiento se pasa al enojo por saberse perdiendo el tiempo, así mejor no achorarse con un conductor metido en un atochamiento. Afortunadamente hace tiempo que no sufro con uno; uso mi bicicleta para moverme por la ciudad y para mi los tacos no existen.
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le yo en bici sorteando el tráfico! |
Iba yo entonces corriendo por la ciclovía a pata pelá, mirando encantado de vez en cuando las caras de asombro de la gente arriba de las micros y de los peatones paseando, incluso de los mismos runners en sus air's super reecushion blablá. Correr descalzo es otra cosa, la sensación de propiocepción es distinta, infinitamente superior a correr con zapatillas. Con calzado es muy fácil dejarse llevar por "lo de afuera"; por el ruido, el ambiente, en cambio descalzo vas muy metido en lo tuyo pero no de una forma racional conscienzuda sino que te dejas llevar por las sensaciones en los pies, en los músculos que por primera vez estás ocupando.
Sin otra cosa que me preocupara aparte de las ocasionales piedritas y vidrio en el suelo, avanzaba por el tercer km cuando desde una camioneta parada esperando en la luz roja me gritan: ¨¡ponte zapatillas aweonao!¨. Primer impulso: encarar al idiota. Como ya dije andar en bici por la ciudad me ha enseñado a ignorar a los automovilistas, asi que finalmente eso fue lo que hice. Seguí corriendo y pronto lo dejé muy lejos allá atrás todavía en el taco.
Venía ya de regreso, llegando a mi casa, cuando por detrás escucho: ¨¿¡y las zapatillas!?¨. Me doy vuelta pero el bólido ya había desaparecido por la esquina... otro idiota que cree que tiene que enseñarle al mundo como hacer las cosas. Llevo mucho tiempo pensando qué pone a los automovilistas tan agresivos, supongo que es una mezcla entre el stress de manejar y el poder que se siente al estar detrás de un volante, ambas cosas peligrosas.
Como conclusión de esta historia, pienso en lo mucho que nos impacta lo diferente; ya sea en temas fundamentales como la diversidad sexual o religiosa, o en cosas tan pequeñas como ver a alguien corriendo ocupando nada más que sus pies (horror!). Es tarea de todos terminar con los prejuicios... la próxima vez que me griten en la calle voy a convertir a alguien al barefoot running.
Buena crónica Alvaro, según mi punto de vista no creo que el meollo de la cuestión sea el pensar diferente sobre algo o quedar impactados por lo diferente, sino más bien el como reaccionamos frente a esto, con cuanta sobriedad, o cultura o altura de miras, me parece que eso es lo que nos falta...podremos disentir sobre cualquier tema (que sano es!) pero si actúo o reacciono con violencia o descalificación o siquiera con falta de respeto frente a lo que no comparto...uf, ya nos habla de un claro desequilibrio emocional o psíquico o ambos y quizá cuanto más!!, un saludo amigo!
ResponderEliminarJosé
José;
ResponderEliminarToda la razón. A lo mejor planteé mal el tema pero apunto a lo mismo que dices. Como argumentas lo importante es que aunque pensemos distinto no atropeyemos al otro con nuestro punto de vista, menos escondiéndonos detrás de un auto como en este caso. Sé que ese desequilibrio emocional no es permanente en los automovilistas y que les ocurre sólo cuando están detrás del volante (a algunos más que a otros eso sí). De todas hay actitudes y personas en particular que deben ser erradicadas de nuestras calles. Muchos saludos!